domingo, 6 de diciembre de 2009

ESBOZO HISTORICO



Desde fines del siglo XVIII y principios del XIX, filósofos sociales y economistas como Tomas Malthus y David Ricardi comenzaron a preocuparse por las posibilidades de la Tierra para satisfacer las necesidades del hombre ante un crecimiento poblacional que, se anticipaba, excedería a las posibilidades del planeta para producir bienes económicos.
Sin embargo poco a poco estas preocupaciones fueron desplazadas por un optimismo fundado en las posibilidades prácticamente ilimitadas de un conocimiento científico y técnico en franca expansión. No se preveía por aquellos años algunas secuelas indeseables del crecimiento económico que hoy son evidentes, como la acumulación de desechos, la contaminación del ambiente, la pérdida de biodiversidad, el agotamiento de recursos naturales no renovables, etc.
Así se fueron modelando dos líneas de pensamiento divergente: La primera colocaba al hombre por encima de la naturaleza y del resto de las especies, y que dio lugar al paradigma productivo que conocemos como "Revolución Verde". La segunda corriente, se basa en una especie de ética naturalista, que valoriza el rol de todas las especies vivas y del ambiente, como factores de equilibrio natural. Esta corriente coloca en un primer plano al paradigma que hoy denominamos "Desarrollo sustentable".
En el concepto de desarrollo sustentable se engloban todas aquellas formas alternativas de subsistencia que son factibles en términos biológicos y económicos, consistentes con la preservación del ambiente y los recursos naturales, y equitativas para satisfacer necesidades de las generaciones actuales y futuras. Entonces debo sintetizar que la idea de desarrollo sustentable nos plantea una encrucijada vital: la de cubrir nuestras necesidades presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las propias. Creo que no es este precisamente un mensaje de bienvenida para nuestras sociedades de consumo a quienes se les recuerda, insistentemente, que los excesos de hoy alguien los tendrá que pagar mañana.

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